La política sumida en el año electoral
Juan Pablo Cárdenas S. | Viernes 28 de marzo 2025.
En Chile los presidentes de la República gobiernan solo por tres años. Al cuarto, curiosamente, se le llama año electoral en el que la clase política se mira el ombligo, saca las calculadoras y se sumen en intensas negociaciones para llegar bien parados a la contienda presidencial y parlamentaria. El propio Jefe de Estado interviene en esta turbulencia para buscar quien será el candidato que lo represente y se proponga continuar la labor de su gobierno.
Pero tal parece que en la clase política nadie quiere ser su continuador. La propia candidata que fuera su ministra del Interior busca deslindarse de aquellos negros episodios en que habría sido el propio Boric el que prolongó en demasía la continuidad en el cargo del subsecretario Monsalve, acusado y hoy encarcelado por presunta violación y abuso sexual. Tampoco Carolina Toha quiere que se la vincule con esa repugnante operación para la compra de parte del Estado de la casa en que vivía Salvador Allende, a cambio de 900 millones de pesos que recibirían la hija del extinto Mandatario, la senadora Isabel Allende, como la nieta, la diputada Maya Fernández Allende. Una compraventa en que las partes llegaron a firmar y cometer un ilícito condenado por la Constitución, aunque finalmente todo se desbaratara con el escándalo público que se produjo. Lo que tiene a ambas familiares de Allende en una investigación judicial puesto que la Ley prohíbe toda operación comercial con el Fisco a quienes ejercen cargos públicos. Hasta aquí, Boric salva de haber sido el instigador de un negocio ya que ha sido blindado por el despido de varios funcionarios y operadores políticos que permitieron o no denunciaron la transgresión que estuvo a punto de consumarse. En una manifestación más de que el “hilo se corta por la parte más débil”.
No se aprecia durante el año final que vayan a prosperar reformas que extiendan la llamada política de acuerdos entre el Ejecutivo y la Oposición. Menos después de la Reforma previsional que, junto con celebrarse, la verdad es que día a día se aprecia que fue un mal proyecto. Tanto para los que aspiraban al término definitivo de las isapres que lucran de las cotizaciones de los trabajadores, como para la derecha que concurrió con sus votos y con ello ahondó las diferencia entre los partidos y dirigentes de los tres partidos que apoyan a Evelyn Matthei versus los otros abanderados del Partido Republicano y del Partido Nacional Libertario, José Antonio Kast y Johannes Kaiser. Apellidos germánicos de las principales figuras políticas de derecha, y los dos últimos totalmente reacios a concurrir con sus votos en el Parlamento en favor de las iniciativas del Gobierno.
Se habla de la posibilidad de concordar algunas reformas al sistema institucional, como también a la Ley Electoral. Modificaciones que deben contar con un quorum parlamentario calificado por lo que se prevé que sea algo imposible en meses de tanta discordia electoral. Ni siquiera parece posible fijar un umbral mínimo de votación del cinco por ciento para reconocer la existencia legal de los partidos políticos. Insistir en esta cláusula arriesga perder el apoyo y la posibilidad de pactar con esa gran cantidad de expresiones que no superan el dos o tres por ciento de la intención de voto ciudadano. Cuestión que en la práctica significa que haya entre los legisladores decenas de partidos de hecho cuando la posibilidad de cambiarse de bando y fundar nuevos referentes es una práctica habitual en el Parlamento. Ya que la legislación actual, ni siquiera le exige a los diputados y senadores mantenerse en sus partidos durante su legislatura. Menos todavía acatar órdenes de un partido, prácticas que hoy no tienen vigencia en un poder del estado regido por la dispersión, el oportunismo político, la corrupción de muchos de sus miembros, como ha quedado demostrado en diversos episodios que se ventilan en los Tribunales.
Este fenómeno, ciertamente no es un mal del momento. La historia consigna que cuando el padrón electoral chileno apenas tenía 450 mil votantes y existían 24 partidos, al igual que ahora. Y la mayor representación, con solo 90 mil sufragios. Cosas de la “democracia representativa”
Qué duda cabe que el financiamiento estatal de la política no ha impedido que candidatos y candidatas puedan recibir ingentes recursos de esa clase de empresarios también ímprobos y que buscan mediante el cohecho ganar la voluntad de legisladores, ediles, jueces y otros altos funcionarios públicos. En un país que ha incurrido en los mismos vicios de otros países de la Región y del mundo.
Particularmente grotesco parece tal cantidad de personas que buscan acreditarse como candidatos presidenciales a sabiendas que el Servicio Electoral les daría una gran cantidad de dinero según la votación que alcancen, lo que explica que vayamos a ver, de nuevo, por tercera o cuarta vez candidatos presidenciales sin opción alguna de cruzarse la banda presidencial, pero que con este estipendio fiscal pueden financiar su permanencia en la política. Además de apelar al apoyo de empresas como Soquimich, Penta y otras que reparten sobornos de derecha a izquierda y que, con el voto de algunos senadores o diputados, pueden lograr la aprobación de leyes a su favor en esta dispersión “ideológica” de nuestra política.
Del Partido Comunista siempre se dijo que podía combatirse por sus ideas, pero no por las malas prácticas de sus directivas y militantes. Sin embargo, ahora, una diputada y una ex alcaldesa de este Partido se encuentran imputadas por presunto tráfico de influencias y la posibilidad de haber recibido aportes secretos, esta vez, de empresarios chinos. A ello hay que sumarle la detención domiciliaria del ex alcalde Daniel Jadue, estimado como un “peligro para la sociedad” y acusado por presuntos delitos de cohecho, fraude al fisco y otros. Quien, sin embargo, funge como uno de los precandidatos presidenciales del Partido Comunista.
Del presidente Gabriel Boric se dice que los meses que le quedan lo va a aprovechar para realizar viajes al exterior como a recorrer el país, aunque haya señalado que él y sus ministros van a trabajar intensamente para aprobar un conjunto de leyes pendientes. Un cometido que será difícil de lograr durante la parafernalia electoral, cuyos resultados se hacen muy inciertos por las divisiones y apetitos de los partidos y candidatos que, ciertamente, no miran al interés nacional y a los acuciantes problemas que afligen a la población. Muy arduo será en este tiempo rebajar las listas de espera en los hospitales, avanzar en la construcción de viviendas o reponer siquiera las de los damnificados por los incendios de Valparaíso. Mientras los sueldos y salarios van perdiendo su poder adquisitivo y la delincuencia asola mostrándose incontrolable.
Aunque los jubilados podrán disfrutar del aumento de apenas cien mil pesos en sus pensiones. Algo así como 50 veces menos que el estipendio mensual que reciben los parlamentarios, ministros de estado y otros. Y todavía mucho menos de lo que reciben en forma vitalicia los expresidentes de la república por gobernar solo cuatro, perdón, tres años.
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